El mejor suelo para tomates.

No vale la pena decir que su fuerza, crecimiento y otras cualidades necesarias dependen de la calidad del suelo destinado al cultivo de un tipo particular de planta. Pero para cada jardinero o jardinero aficionado, la cuestión de cómo preparar el mejor suelo para el cultivo siempre está abierta. Por ejemplo, el suelo para los tomates será diferente del suelo para el cultivo de repollo, por ejemplo.

¿Cuál es la diferencia?

Primero, a los tomates les encanta el fósforo. No, no para que el jardinero pudiera encontrarlos en una oscura noche de verano. El fósforo es extremadamente importante para la formación de frutos en los tomates. Es la falta de este mineral "luminoso" lo que provoca el cambio de color en los tomates, se desvanecen, incluso se podría decir cianóticos. Por supuesto, se puede apelar al hecho de que los tomates toman mucho menos fósforo del suelo que otros minerales. Pero es precisamente la falta de fósforo lo que hará que la futura cosecha sea defectuosa. Además, para cultivar tomates, el suelo debe contener suficiente potasio y nitrógeno. Los fertilizantes de potasa, nitrógeno y fosfato, aplicados en cantidades suficientes al suelo, son la clave para un cultivo exitoso y una rica cosecha de tomates.

Además de la composición mineral, a los tomates les encanta el suelo ligero, suelto y bien hidratado. Crecen bien en lugares que tienen un nivel bajo de agua subterránea. Si el suelo retiene la humedad, la tierra está anegada, el agua se estanca, entonces no se recomienda plantar tomates en ese lugar.

En términos de acidez, el suelo para cultivar estas verduras debe ser ligeramente ácido, pH 6-6,5. Si el suelo es más ácido, entonces es necesario encalar antes de plantar tomates. Los tomates también aman el calor, todo el mundo lo sabe, por lo que si las condiciones climáticas no son muy favorables, los tomates se cultivan en invernaderos.

¡Buena suerte!

Categoría:La tierra | Tomates
Avatar de usuario Egorr

Mis tomates crecen bien después de las legumbres y los melones. Se obtiene una buena cosecha si los siembras después de cebollas o pepinos, pero después de papas y maíz, trato de no plantarlos, incluso los fertilizantes no garantizan un buen resultado.